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De origen del folclor europeo, los vampiros son criaturas que se alimentan de la esencia vital de otros seres vivos para así mantenerse vivo. En la cultura europea, el prototipo de vampiro más popular es el de origen eslavo, el de un ser humano convertido después de morir, es ahora un cadáver activo depredador chupasangre.

El mito del vampiro en el folclore europeo esta desde tiempos inmemoriales, inicialmente de la necesidad de personificar la "sombra", uno de los arquetipos primordiales en el inconsciente colectivo, según conceptos de Carl Gustav Jung, y que representa los instintos o impulsos humanos reprimidos más primitivos (Similar al Wendigo del folclore americano). Sería la encarnación del mal como entidad y una representación del lado salvaje del hombre, latente en su sistema límbico y en conflicto permanente con las normas sociales y religiosas.

El mito es del citado temor a los bajos instintos y creencias humanas que incluyen: la atribución a la sangre de ser fuente de poderío o vehículo del alma, el temor a la depredación y a la enfermedad o a la muerte y a su expresión más palpable como es el cadáver, así como a la fascinación temerosa por la inmortalidad y el instinto de supervivencia.

Origen de un vampiro según el folclore[]

  • Por predisposición desde el nacimiento: En Rumanía tenía más posibilidades de ser un strigoi, el séptimo o duodécimo hijo cuyos hermanos mayores eran todos del mismo sexo. O tener unas marcas de nacimiento como el hueso sacro pronunciado, abundante vello corporal y haber nacido encapuchado, es decir con la cabeza envuelta en parte de la membrana placentaria, o haber ingerido parte de la misma: Entre los eslavos también tenían mayor probabilidad de convertirse en vampiros los nacidos en Sábado Santo.
  • Por muerte prematura o violenta: En la antigua Grecia, en donde se denominaban vrykolakas o brucolacos a los así originados, al igual que entre búlgaros, eslavos, y en ciertas culturas africanas y en Indonesia, se creía que los niños, adolescentes y en general las personas que habían tenido una muerte prematura o en circunstancias anormales, por suicidio o violencia, podían convertirse en fantasmas vagabundos o vampiros.
  • Por incumplimiento de rituales funerarios y religiosos: En Grecia, Bulgaria y Rumanía también se creía que alguien se convertía en vampiro después de morir si los que se debían ocupar de preparar y vigilar debidamente el cadáver no realizaban los rituales adecuados o no cumplían bien su tarea, como impedir que un animal, especialmente un perro o gato, e incluso una persona pasen sobre el mismo; esta creencia es similar en los hindúes que consideraban que los espíritus o Pitrs, en espera de reencarnar, pueden convertirse en vampiros si nadie les recuerda y realiza los shraadh, rituales funerarios de rigor para facilitar su reencarnación.
  • Como maldición por acciones criminales o sacrílegas: En la antigua China también se creía que se convertían en vampiros ciertos criminales, tradición similar a la existente entre los eslavos y los griegos, quienes creían que los vampiros eran brujas o personas que se habían rebelado contra la Iglesia mientras estaban vivos, vendiendo su alma al diablo y que al morir sus cuerpos podían ser poseídos por demonios; en la Europa cristiana y especialmente entre los griegos, esta creencia era reforzada con los conceptos desarrollados por el cristianismo basados en la idea neoplatónica de la vida después de la muerte y la idea de la supervivencia del alma hasta el día del Juicio Final a pesar de la corrupción del cuerpo, de aquellos que murieran arrepentidos de sus pecados y que hubieran recibidos los últimos sacramentos. Por eso, los griegos y eslavos, creían que todos aquellos que no fueran enterrados en tierra consagrada: en particular los suicidas y los excomulgados, o los que no hubieran recibido la extremaunción, tenían la mayor posibilidad de convertirse en vampiros o tympaniaios.
  • Por mordedura de un vampiro: Según casi todas las tradiciones, especialmente entre los eslavos, aquella persona que moría después de ser mordida por un vampiro se convertiría a su vez en uno. Los escritores ocultistas aducen que esta manera solo es posible si hay aceptación por parte de la víctima. Los autores de literatura de ficción le han dado a esta manera una connotación sexual intensa, muy atractiva para propósitos dramáticos.

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